“Capitalismo y Libertad”. Milton Friedman:



En esta entrada del blog vamos a hacer alusión y a intentar explicar algunas de las teorías presentadas por Milton Friedman en su libro “Capitalismo y libertad”. En concreto, vamos a referirnos a las teorías expuestas en la primera parte de la obra, que recibe el mismo nombre que el propio libro.
En dicha primera parte, Milton Friedman establece una relación inversamente proporcional entre la libertad de todas y cada una de las personas que conviven en una sociedad y el número de medidas aplicadas por el estado para gestionar diversos aspectos de la citada convivencia.

Esto es así debido a que las medidas y leyes adoptadas por un Estado obliga a los ciudadanos que conviven en él a actuar de una determinada manera y conforme a unos patrones de conducta concretos. Es más fácil de observar este fenómeno si utilizamos un ejemplo. Supongamos que, en un caso hipotético, un Estado prevé que, conforme a unos estudios estadísticos realizados, un determinado factor productivo, esencial en la producción de mobiliario, va a ser agotado para el año 2050. Este estado, en consecuencia, crearía una ley que limitase la utilización de dicho factor productivo, lo que significaría que los productores de mobiliario verían afectada su capacidad para producir libremente y ejercer su actividad competitiva en el mercado, aunque sea por una buena causa como es evitar la extinción de un determinado factor productivo. 
 
Tenemos que determinar que la libertad expresada por Milton Friedman en esta obra, la libertad tomada como una simple variable que aumenta o disminuye en función de las medidas adoptadas por un gobierno, debe entenderse como la capacidad de cada ser humano para realizar las acciones que crea conveniente para conseguir un determinado fin, independientemente de las consecuencias que eso pudiera generar. Esto es así porque Milton Friedman, como uno de los mayores representantes del liberalismo, consideraba que un prototipo utópico de ser humano no tenía que ser controlado por medio de un sistema jurídico que le indicase cómo actuar y qué acciones se consideraban constitutivas de delito ante una circunstancia concreta, sino todo lo contrario. Milton Friedman consideraba que debían de existir en cada una de las personas unas determinadas dotes de ética natural que les permitiera distinguir entre lo justo y los injusto, para que luego cada una de ellas configuraran su actuación en base a su libertad, pero siendo conscientes de qué acciones podían causar un prejuicio al resto de personas que las rodean. 

Sin embargo, alejándonos de este prototipo de persona hipotético, Milton Friedman consideró que la acción es estatal es, no solo aceptada, sino requerida en una serie de circunstancias básicas y excepcionales. En primer lugar, se considera lícita la implantación de medidas por parte del Estado siempre que estas medidas estén dirigidas a la coordinación y limitación justificada de las libertades individuales de las personas. En este sentido, el autor hace referencia a que todo el mundo estaría de acuerdo en que hay que limitar la libertad de un individuo para evitar la consecución de un acto lesivo por parte de dicho individuo hacia otra persona, como, por ejemplo: la comisión de un asesinato, de un robo, de una estafa, etc. 

En segundo lugar, la política estatal genera un resultado positivo en la persecución de un objetivo concreto, la evitación de la concentración del poder. En este sentido, nos podríamos referir a las políticas antimonopolio. Estas políticas van principalmente dirigidas a evitar que la oferta de un determinado producto, que satisface una determinada necesidad existente en una sociedad y que ha sido traslada al mercado competitivo, esté totalmente controlado por una única empresa, o incluso persona. Estas medidas, además, suelen verse bastante reflejada en la mayor parte de los gobiernos de los países desarrollados, al existir en ellos una división de poderes de distribuye las distintas funciones a asumir en gobierno ente órganos distintos, cuya actuación se materializa en la forma de actuar de las personas que los representan. 

Por último, podemos destacar la amplia aceptación de la actuación estatal en lo referente a la gestión de personas “no responsables”. En la obra, son consideradas no responsables aquellas personas a las que no pueden exigirse culpa por sus actos debido a que tienen algún tipo de trastorno de diversa índole (normalmente refiriéndose a trastornos psíquicos) y aquellas que personas que ya han cometido algún tipo de acto delictivo y que no son los suficientemente responsables como para poder convivir en sociedad. Milton Friedman destaca a la aceptación social de este tipo de medidas exponiendo, en cierto modo, el egoísmo que consideraba que existía en el ser humano al destacar nuestra percepción negativa de las medidas que pueden suponer algún tipo de resignación por tener que cumplir con un determinado tipo de conducta y nuestra percepción positiva de esas mismas medidas cuando consisten en que otras personas no afecten y alteren nuestra libertad.

Ángel Ruiz.

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